Dietas mágicas vs. hábitos sanos

La llegada del calor siempre viene acompañada del deseo de mejorar la figura y, muchas veces, se recurre a dietas mágicas para poder lograrlo. Sin embargo, si te enfocás en cambiar hábitos, comés sano, te mantenés activo y bajás los niveles de estrés, podrás lograr una figura saludable y disfrutarla durante todo el año.

A continuación, repasaremos las diferencias entre las dietas mágicas y el cambio de hábitos.

Dietas mágicas Hábitos sanos
Generan un descenso de peso rápido y brusco. Posibilitan un descenso de peso paulatino.
Restringen las cantidades a consumir. El tamaño de la porción lo maneja la persona, sin depender de indicaciones o restricciones.
Evitan determinados alimentos. Permiten una alimentación variada, incluyendo todos los grupos de alimentos.
Ofrecen un listado de pasos a seguir y, si no se pueden cumplir, la dieta no da resultados. Se enfocan en la educación alimentaria, de forma tal que la persona pueda tomar sus propias decisiones.
Suelen generar un efecto rebote luego de un tiempo de realizarlas. Por lo general, el descenso de peso se mantiene estable y no suele haber rebote.

Recordá que los descensos de peso bruscos generan un efecto en tu cuerpo que no siempre es el que buscás. Procurá cambiar de a poco tus hábitos y verás que el tema del peso deja de ser un problema.

Acordate de que es un proceso que lleva tiempo, así que no te asustes si un día te das cuenta de que, sin querer, abandonaste el hábito sano y volviste a las rutinas anteriores. Ante dicha situación, no dudes en volver a empezar y aprovechá lo sucedido como un aprendizaje para fortalecer tu hábito sano.

Probá alguno de los siguientes hábitos saludables y tratá de mantenerlo sin fallar durante 21 días. Luego de ese período, verás que es más fácil sostenerlo ¡y los resultados comenzarán a ser evidentes!

  • Dormí cada noche las ocho horas que tu cuerpo necesita; cuanto más temprano lo hagas, mejor.
  • Tomá dos litros de agua pura cada día.
  • Ejercitate, en lo posible al aire libre.
  • Realiza respiraciones profundas, pueden ayudarte a bajar la ansiedad.
  • Asegurate de comer, por lo menos, dos frutas cada día.
  • No te olvides de las ensaladas en cada almuerzo y cada cena.
  • Evitá los excesos.
  • Limitá el consumo de productos industrializados.
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