#1 – Cómo reducir la tensión al relacionarnos con los demás

Las relaciones con los demás son una de las fuentes cotidianas de tensiones, comenzando en nuestra propia casa. Este suele ser uno de los temas principales de consulta por parte de nuestros pacientes.

Dos actitudes

Al relacionarnos con los demás solemos tener dos actitudes opuestas.

  • La primera es esperar que la otra persona nos trate como a nosotros nos gustaría. Esta es la actitud más fácil, porque no requiere ningún esfuerzo de nuestra parte. Pero cuando la respuesta de la otra persona no es la que consideramos correcta, nos frustramos, nos enojamos y la rechazamos. Si esto sucede, lo normal es que tomemos distancia, la critiquemos y perdamos la paciencia con facilidad.
    Así sucedió con María. Llegó a nuestra clínica buscando ayuda para superar la depresión. Durante la entrevista me contó que, cuando era niña, su mamá la dejaba encerrada y se iba a trabajar. No esperaba de su madre semejante trato, así que se enojó mucho y el enojo fue creciendo hasta convertirse en resentimiento. Entonces, su mente se enfermó y la relación con su esposo y sus hijos se hizo cada vez más tóxica.
  • La segunda es tratar a los demás como quisiéramos que nos trataran a nosotros. Esta es la actitud que más cuesta, porque implica tratar bien al otro a pesar de nuestro malestar emocional. Sin embargo, esta es la actitud que nos permite bajar la tensión emocional y recuperar la tranquilidad mental que necesitamos para preservar la mente sana a pesar de la situación.
    Acerca de esto, dijo Jesús: “Traten a los demás como ustedes quisieran ser tratados” (Mateo 7:12)

La historia de María

Volvamos a la historia de vida de María. Cuando ella ya no encontraba solución a su depresión crónica y cuando sus relaciones se desgastaron buscó ayuda para su salud psicoespiritual. A medida que íbamos repasando juntos su historia, pudo entender que su mamá la dejaba sola al irse a trabajar, porque era madre soltera y no tenía familia ni alguien de confianza con quien dejarla.

También pudo tomar conciencia del dolor que sufrió su madre por esta situación. Más de una vez habían hablado de este tema, pero María parecía no poder aceptarlo.

La ayuda de Dios

Fue entonces que recurrió a la fe y, por primera vez, se animó a pedir ayuda a Dios para superar este trauma. Así fue como comenzó a recorrer el camino del perdón y a tratar a su madre, después de varias décadas, como ella misma quería que la trataran.

La próxima vez que alguien no te trate como quisieras, por favor, elige tratarlo como quisieras que te trataran a ti. Y aunque tal vez no resuelvas el conflicto, ten la certeza de que evitarás que tu mente se enferme de ansiedad y depresión, porque, entre otras cosas, podrás recuperar la tranquilidad mental al saber que hiciste lo que estaba a tu alcance hacer.

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