El alcohol y la vida fitness, ¿son compatibles?

El alcohol y sus acciones negativas.

El alcohol genera acciones metabólicas, cardiovasculares, termorreguladoras y neuromusculares que pueden afectar el rendimiento durante el ejercicio físico.

En primer lugar, y como dato para quien no lo conozca, el alcohol proporciona energía, en concreto, 7 kcal por gramo. Pero ¡cuidado!, hay que saber que el alcohol no es utilizado por el músculo como fuente de energía. Además, esas kilocalorías son vacías, están desprovistas de nutrientes.

El consumo de bebidas alcohólicas es una de las principales causas del aumento de peso. De hecho, como dijimos, cada gramo de etanol aporta a la dieta diaria 7 kcal. Un vaso de cerveza de 200 cc, por ejemplo, aporta 56 kcal.

También debemos tener en cuenta que el alcohol es rico en azúcares y que se suele acompañar a las bebidas alcohólicas con el consumo de alimentos más grasos y refinados.

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El alcohol influye en el metabolismo de los carbohidratos y las grasas, en parte, al desplazar estos dos macronutrientes como fuentes de energía. Es decir, con el consumo de alcohol se detiene el metabolismo de carbohidratos y grasas.

Otro aspecto para considerar a la hora de buscar un aumento en el rendimiento al hacer actividad física es que el consumo de alcohol inhibe la producción de glucosa hepática (en el hígado) durante el ejercicio, lo que finalmente puede llevar a una precipitación de hipoglucemia.

A su vez, la ingestión aguda de alcohol puede comprometer el suministro adecuado de combustible para la producción de energía normal reduciendo el glucógeno muscular y disminuyendo la captación de glucosa en los músculos.

En general, se cree que el alcohol afecta la capacidad de trabajo muscular y da lugar a una disminución en los niveles de rendimiento general (como tiempos de carrera y ciclismo más lentos). Perjudica la regulación de la temperatura durante la actividad física e incrementa la aparición de fatiga durante el ejercicio de alta intensidad (se generan menor potencia y menor consumo máximo de oxígeno).

Después de un entrenamiento de fuerza, y más si el objetivo es ganar masa muscular, es muy importante tener una adecuada síntesis de proteínas para facilitar la reparación y la hipertrofia adaptativa.

Se ha demostrado que la ingestión aguda de alcohol disminuye la síntesis de proteínas musculares de una manera dependiente de la dosis y del tiempo. Esta disminución se produce porque el alcohol facilita la supresión de la activación de las vías que desencadenan la síntesis de proteínas.

A su vez, el alcohol aumenta la expresión de varias proteínas relacionadas con la atrofia del músculo. Por lo tanto, la ganancia de masa muscular se ve interrumpida. Es más, el consumo crónico de alcohol se asocia con una disminución del área de sección transversal de todas las fibras musculares, sean fibras lentas o rápidas.

Aunque no existe mucha evidencia al respecto, hay estudios que indican que la prevalencia de lesiones en los futbolistas que beben alcohol de manera habitual es mayor que en los no bebedores.

«La resaca»

Las causas de los síntomas de la resaca no se conocen bien, pero se piensa que incluyen deshidratación, alteraciones ácido-base y alteraciones en el metabolismo de la glucosa, entre otras.

También se producen alteraciones de la función cardiovascular, que incluyen aumento de la frecuencia cardíaca, disminución del rendimiento del ventrículo izquierdo y aumento de la presión arterial

Por todo esto, vale la pena recordar que el consumo de alcohol no beneficia con nutrientes, sino que las calorías que aporta no pueden ser utilizadas por el cuerpo de manera eficiente. Si el objetivo es tener buena masa muscular y buen rendimiento en lo físico, la recomendación es no consumir bebidas alcohólicas.